Japón encabeza la explotación del ‘oro submarino’ como combustible.

Ya hay quien lo ha bautizado como el “oro submarino”. Los lechos marinos albergan grandes cantidades de hidratos de metano que los investigadores llevan años tratando de extraer de manera segura para conseguir una fuente de energía alternativa al petróleo y otros combustibles fósiles. A simple vista, son como trozos de hielo —con la particularidad de que si se les acerca una llama, arden—. Están formados por una mezcla de gas y agua que es estable a baja temperatura y alta presión, justamente las condiciones que se dan en el fondo marino, a un mínimo de 500 metros de profundidad. Se estima que hay reservas que duplican las de petróleo, gas natural y carbón. De ahí las enormes expectativas que generan estas investigaciones.

Japón acaba de situarse en cabeza de estos experimentos al anunciar que ha conseguido extraer gas metano frente a su costa, en la zona de las penínsulas de Atsumi y Shima, en la costa este del país. No es la primera vez, señala Carlos Rossi, profesor del Departamento de Petrología y Geoquímica de la Universidad Complutense de Madrid, quien recuerda campañas exitosas recientes en Canadá. Sí es la primera ocasión, tal y como destacó ayer la compañía estatal Japan Oil en una nota de prensa, que se hace offshore, es decir, en un pozo marino. El barco de perforación llamado Chikyu empezó ayer mismo el ensayo de caudal y la producción de gas, que se quema en un quemador instalado en la popa.

Los hidratos de metano son “muy abundantes y se conocen desde siempre”, explica Rossi. “Abundan en la zona ártica, pero por ejemplo también hay en España, en el golfo de Cadiz. Lo que está haciendo Japón “es un test”, añade. “Aún no ha empezado la producción; se trata de la fase de pruebas. Dejarán fluir el pozo para ver cómo va el caudal y harán estimaciones para determinar si puede explotarse comercialmente”. El flujo, explica, “tiene que ser estable, es decir, el pozo tiene que liberar hidratos a un ritmo que se mantenga en el tiempo”.

Japón está especialmente interesado en extraer metano. No tiene petróleo y tras el accidente nuclear de Fukushima (marzo de 2011) el Gobierno decidió cambiar radicalmente su política energética. Prácticamente todas las plantas nucleares fueron desconectadas. “Japón es totalmente dependiente energéticamente y tiene millones de toneladas de hidratos de metano en el fondo del mar por extraer”, afirma Daniel Closa, investigador del CSIC. Si lo consigue, no será de forma inmediata. El Ministerio de Economía japonés, que financia el proyecto, asegura que los hidratos de metano que hay en la zona equivalen al gas natural que importa el país en 11 años. “Aunque no se trata de producción comercial”, reconoce la nota de prensa oficial, “supondrá un gran progreso en la investigación y el desarrollo de los hidratos de metano como recurso”. Si pasa la prueba actual, el proyecto pasará a una segunda fase y de allí a una “producción comercial futura” que se prevé para el periodo 2016-2018.

La extracción del hidrato de metano, además de cara por la dificultad de habilitar pozos en el mar, tiene peligros medioambientales. “Es un gas con efecto invernadero mucho más potente que el CO2”, explica Rossi. “Varias decenas de veces más”, insiste. El efecto que podría tener en el calentamiento global no se debería minusvalorar, señala también Closa. Es complicado que no se libere metano a la atmósfera durante su extracción puesto que se trata de un compuesto “relativamente inestable”, añade, y afirma: “Si nos ponemos a extraerlo no es para asustarse pero sí para estar atentos”.

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